A nadie se le escapa que el problema racial de los Estados Unidos es antiguo, grave, profundo y terriblemente poliédrico. No se trata sólo de blancos contra negros, negros contra latinos y asiáticos, y todos contra los árabes. Es mucho más complejo.
El caso es que ha tenido lugar el enésimo acto de violencia policial contra un ciudadano negro y que estas tensiones, unidas al pésimo momento económico, han estallado en la calle. Y ese estallido tiene también varias caras.
Por una parte están los que protestan y por otra, me temo, los que incendian y saquean. Lo importante, para mí, es entender que no tienen nada que ver entre sí, o muy poco.
Los que protestan quieren que se les respete, que se mejoren las condiciones de vida y que se ponga freno a la violencia y la impunidad policial. Los que saquean, simplemente quieren robar, destruir y hacer cundir el caos.
Lo grave del asunto es que los primeros están dando una coartada a los segundos, mientras los segundos están manchando completamente la finalidad de las protestas y, creo, poniendo en bandeja la reelección a Trump, que sólo tiene que esperar a que las cosas se agraven para aplicar la mano dura que ya le piden muchos.
Y es que, por lo que leo aquí, aún no hemos entendido un punto fundamental de las protestas violentas: si hay opciones de ganar, pueden ser la semilla de la revolución. Y si no las hay, son siempre la semilla de la involución, porque cargan de argumentos a los más reaccionarios para desatar eso que les da nombre: una reacción.
Esto no es una revolución: esto son las fallas, con un toque de sanfermines. La revolución necesita base ideológica, organización, una propuesta alternativa al sistema que combate y unos cuadros de mando muy preparados y decididos a conseguir sus fines. A estos que van por ahí robando Iphones y quemando tiendas, Lenin y Mao los correrían a boinazos,
Ya sé que hay por aquí mucha gente que simpatiza con la hoguera y las pedradas, la misma que luego utiliza el lloriqueo cuando la violencia viene del lado contrario. Pero América no es así, y como no reconduzcan esto, lo que vamos a ver es una catástrofe humana y política que al final, de un modo u otro, nos va a salpicar a todos, porque es es lo que pasa cuando al Imperio se le va la mano.
O sea que ojalá se pueda aún parar a tiempo la cosa...