Coge una montaña de estiércol, échale purpurina por encima y di que tu país es el único del mundo con una montaña de oro. Es el mantra que el grueso de nuestros políticos han repetido y ejecutado durante décadas provocando demasiadas tragedias en el camino. Lo hemos visto con la prostitución, que no se prohíbe pero tampoco se legaliza, generando un limbo legal que es aprovechado por las mafias, las cuales lo tendrían mucho más difícil para explotar chicas en clubes de carretera si se exigiese una licencia para abrir un prostibulo y existiese un censo de los mismos bajo estricto control de las autoridades, comenzando por la Inspección de Trabajo.
Hoy vemos otro ejemplo de esta nefasta política en la detención de un hombre por ayudar a morir a su mujer que libre, consciente y voluntariamente decidió dejar este mundo debido a los padecimientos insoportables que venía sufriendo desde hacía décadas.
No hay justificación moral alguna para prohibir a una persona morir cuando así lo decida. Es su vida, y ella decide cuando comienza y acaba. Ninguna religión o código moral ajeno a su voluntad puede imponerle como o cuanto debe vivir. Y precisamente por ello, nadie debería sufrir carcel por ayudar a morir a una persona que libremente lo decide, máxime cuando la vida de esa persona es un infierno. La titular del bien jurídico protegido es precisamente la persona que decide morir, por lo que si ella misma exime de responsabilidad a quien lo "ataca" por petición suya (una petición comprensible debido a su situación), el Estado no es quien para castigar a esa persona.
Seguramente los "provida" (que suelen preocuparse poco de las vidas malogradas por la pobreza o la marginación y mucho de las de los moribundos que quieren acortar su sufrimiento) me dirán que con la excusa de ayudar a morir a otro, muchos familiares podrían aprovechar para matar a tíos, padres o esposos que van a dejarles una sustanciosa herencia, aprovechándose de su situación para acelerar su muerte prevaliéndose de su delicado estado, sin que este claro si de verdad el familiar quería morir.
Mi respuesta es que eso solo puede suceder si la eutanasia no está regulada. En los paises nórdicos la eutanasia (que es legal) requiere un estricto control médico, tanto del especialista que controla la patología terminal del paciente, como de psiquiatras que emitirán informe para certificar que la decisión de morir ha sido libre y consciente. Así se asegura que estamos ante una decisión libre y provocada por una razón tan contundente como la existencia de padecimientos graves e incurables, y es el Estado quien se encarga de cumplir la voluntad del enfermo, evitando a sus familiares la trágica situación de tener que acabar con su vida clandestinamente y como buenamente pueden.
Dejen de ocultar la basura tras la alfombra, superen la maldita hipocresía que solo provoca tragedias. Si ustedes quieren morir entre dolores infernales que duran años están en su derecho, pero no son quienes para imponérselo al prójimo, ni para encarcelan a quien, por amor, se la juega ayudando a su ser querido a dejar de padecer.
En España nos costó mucho superar la etapa de las clínicas clandestinas donde te practicaban el aborto en condiciones insalubres. Los mismos que lucharon con todas sus fuerzas para que esas clínicas siguieran ubicándose en los sótanos de supuestos domicilios particulares y no en instalaciones sanitarias homologadas, siguen imponiendo la muerte en vida a miles de enfermos terminales, y obligando a sus seres queridos a ir a la carcel por cumplir su voluntad.
Ojalá seamos capaces de movilizarnos para superar esa España negra, podrida y falsa, que solo puede ofrecer hipocresía, mentira y dolor. Una España de la que también ha sido cómplice el PSOE durante todos estos años al no atreverse a regular la eutanasia. Ahora dice que quiere pero, aunque más vale tarde que nunca, sin duda es demasiado tarde para no pocas familias.