La pandemia y la subida del precio de la luz han permitido a Endesa multiplicar sus beneficios por ocho con respecto al ejercicio del año anterior.
Mientras 3,5 millones de españoles sufren la pobreza energética con todas sus consecuencias (400.000 más que el año pasado), Endesa utiliza el discurso de la sostenibilidad y la transición ecológica para llevarse los fondos europeos y sostener sus cuentas de resultados con dinero público. La compañía energética ya tiene listos más de 110 proyectos, por una cantidad de hasta 19.000 millones de euros. Según se puede leer en El Economista, el plan se enfoca en la rehabilitación de edificios, redes inteligentes y planes de “transición energética”. Hasta 19.000 millones, insisto, que irán parar a la empresa que preside Bogas Gálvez, un ex-técnico del Ministerio de Industria que ya ha pasado por diversos consejos de administración en un país donde la endogamia entre los miembros de dichos consejos rompe récords a nivel mundial y la normativa inter-empresarial no controla en modo alguno la multi-presencia en los puestos de decisión de las compañías más importantes a nivel nacional.
En el caso de Endesa, el cinismo de su discurso verde es insultante. En 2019 seguía siendo la empresa española más contaminante, con casi un 10% de las emisiones generadas totales en ese año en el país, acompañada en el ranking de las diez primeras por Repsol, Naturgy e Iberdrola. Endesa tiene, además, el dudoso honor de ser la tercera energética más contaminante de Europa, mientras sus campañas de comunicación y contenidos en redes sociales siguen dominadas por el leitmotiv de la sostenibilidad y las energías renovables.
Endesa es, además, una de las empresas líderes en ese maravilloso fenómeno que llamamos "puertas giratorias". Jose María Aznar (PP), Elena Salgado (PSOE), Rodolfo Martín Villa (UCD), Manuel Pizarro (PP), Luis de Guindos (PP), Albert Mitjá (UCD), Blesa (PP), David Madí (UCD), Fernández Norniella (PP), Miquel Roca (UCD), González-Gallarza (Moreno de la Coba (COI) José Lladó (UCD), Pio Cabanillas (PP) y un larguísimo etcétera de ex-políticos pertenecen o han pertenecido al Consejo de Administración de esta empresa. También hay otra interminable lista de cuadros intermedios que proceden de PSOE, PP, UCD...
La media de edad del consejo de administración de Endesa es la segunda más alta de España y la cuarta en la UE. España sigue siendo el país con los Consejos de Administración más envejecidos de la UE. A pesar de que la legislación española impide durante 2 años a los exaltos cargos trabajar en empresas del sector privado en las que pudieron tener influencia cuando estaban en la administración, un informe de Diario Renovables denuncia que, entre 2015 y 2017, se otorgó permiso a 137 políticos para ocupar puestos en compañías privadas relacionadas con sus competencias anteriores en el sector público.
El problema se torna en alarma si comprobamos que, en el resto de la UE, si sumamos todos los políticos que han cruzado las puertas giratorias a las energéticas, el número se queda en un raquítico 88. Las gallinas se mueren de frío más que nunca, mientras nadie controla a superpoblación de zorros. España tiene un gravísimo problema.