La disputa sobre qué hacer con los restos del dictador ha reabierto el eterno debate sobre las virtudes, defectos y legitimidades del golpe militar que dio lugar a la Guerra Civil y de la república contra la que se alzó. Y la derecha mediática, de un modo más o menos encubierto, viene a decir que, si bien Franco fue un dictador, se vio obligado a combatir una dictadura comunista encubierta (la república) que, si no hubiese actuado, habría terminado por cristalizar en España, y que era mucho más infame de lo que la dictadura fascista lo fue. Ante ello, es interesante aportar algunos datos:
-El Parlamento republicano contaba con representación de todas las sensibilidades políticas de España. Desde las dos más relevantes (PSOE y CEDA) a las más minoritarias (partidos de ultraderecha como Falange y carlistas). Por el contrario, la dictadura franquista prohibió todos los partidos salvo, paradójicamente, esas dos fuerzas marginales (carlismo y fascismo falangista) que se fusionaron por orden suya para convertirse en partido único del país.
Esta contraposición entre el respeto a la voluntad popular de la república (donde cada partido tenía un peso proporcional a sus votos) y franquismo (donde el dictador impuso por la fuerza de las armas un engendro político basado en la fusión de dos fuerzas marginales) es más sangrante aún si tenemos en cuenta que 1) las ideologías de Falange y carlistas eran antitéticas, pues los unos eran fascistas y los otros tradicionalistas ultrarreligiosos y 2) existía un partido mayoritario de derechas (la CEDA) que contaba con un respaldo popular infinitamente mayor, por lo que habría sido lógico que el tirano recurriese a ellos para crear su partido único. Pero Franco no quería que nadie, ni siquiera los suyos, ensombreciera su autoridad omnímoda.
-Quien no estuviese conforme con el gobierno republicano, sólo debía esperar 4 años para votar en las próximas elecciones. Quien no estuviese conforme con el gobierno franquista, sólo podía esperar (en silencio) a la muerte del dictador.
-Quien quisiese ir a misa o casarse por la Iglesia en la república, podía hacerlo. Quien quisiese divorciarse o casarse por lo civil en el régimen franquista, no tenía opción a ello. Igualmente, en la república los padres podían optar entre dar una educación laica o religiosa a sus hijos. Durante el franquismo, la religión católica en su vertiente más rancia era grabada con fuego en la mente de cada niño, siendo la cárcel el futuro de quien osara cuestionarla.
-La mujer podía ser diputada o ministra en la república. En el franquismo, su misión era servir de forma silenciosa y sumisa al hombre, como decía sin sonrojarse Pilar Primo de Rivera.
-El Partido Comunista era una fuerza parlamentaria totalmente secundaria en la república, que no llegaba ni al 20% de los votos. En un régimen parlamentario, los partidos minoritarios no pueden alcanzar el poder (en las dictaduras sí, como vimos con la Falange) así que es absurdo afirmar que España iba a transformarse en una dictadura comunista antes de la guerra.
-La república consagraba en su Constitución derechos civiles y sociales tales como educación, libertad de expresión, libertad política, derecho de asociación y reunión o libertad religiosa. El franquismo negó todos estos derechos bajo el telón de acero que representaba el pensamiento único nacional-católico, impuesto a sangre y fuego.
-Durante la república, los medios de comunicación lanzaron durísimas críticas a los diversos gobernantes, destapando casos de corrupción y mal gobierno y forzando dimisiones. En el franquismo, la censura previa impedía cualquier crítica al régimen.
-Con la república éramos una democracia parlamentaria en un contexto donde las dictaduras se reproducían por Europa. Con Franco fuimos la última dictadura de Europa.
Así que no, franquismo y república no fueron lo mismo. Porque democracia y dictadura nunca pueden serlo.