Me he topado con el enésimo artículo que inventa un nuevo término para darle una pátina de modernidad a lo que en otros tiempos se le llamaba, simplemente, pasarlo mal. La Razón nos deleita con un texto que nos introduce en el método downtrading, “la forma de ahorrar en la cesta de la compra”.
La lectura del titular ya nos hace oler a cuerno quemado, pero el cuerpo del artículo nos confirma la peor de las sospechas. Si ya gozábamos del coliving o del nesting, ahora hemos “inventado” otro método de ahorro que combina, con mucho desparpajo y poca vergüenza, el ser pobre y la resignación voluntaria ante nuestra derrota cotidiana.
Veamos, pues, en que se basa tan novedoso proceder. Básicamente,
se trata buscar marcas o productos más asequibles para abaratar la cesta de la compra. Puede ser reemplazar las marcas que consumimos habitualmente por otras más económicas, como son las llamadas marcas blancas o de distribuidor (…) Asimismo, esta práctica también puede hacer referencia a sustituir o reemplazar por productos equivalentes, es decir, comprar pollo en vez de ternera o apostar por otro aceite que no sea el de oliva.
Tal como viene siendo habitual en este tipo de artículos, la solución a la creciente desigualdad económica y a la pérdida de poder adquisitivo es, ni más ni menos, que adaptar nuestros hábitos de consumo. Es decir, lo que cualquier ciudadano empobrecido hace de forma espontánea: cuanto más pobre se es, menos calidad y cantidad se consume. Ya sabemos que, en efecto, no existe ningún problema real, puesto que el mercado se regula solo y nosotros, como parte integral de él que somos, únicamente necesitamos reequilibrar la oferta y la demanda aplicando la consabida mano invisible, aunque en este caso nos dé un guantazo bastante perceptible. Si tu renta disminuye, consume menos. Repite este proceso hasta lograr el equilibrio. ¿No puedes comer ternera? Pues come pollo. Por suerte, La Razón, haciendo referencia a un blog del Banco Santander, nos recuerda este antiguo pero efectivo truco: si no tienes, no gastes y arreglado.
Al final del texto, como bola extra, nos da otros tips igual de inteligentes para reducir nuestro consumo, como “disminuir las comidas y cenas fuera de casa”. ¿A qué nos suena? Ah, sí, el nesting, otra forma de decir “no salgo porque estoy tieso”, pero de forma mucho más elegante. Dónde va a parar.
Como siempre digo, estamos siendo gilipollers por encima de nuestras posibilidades.