Los derechos y los fueros

Allá por los años ochenta, siendo yo aún menor de edad, recuerdo que había en mi pequeña ciudad un médico jubilado con ideas muy raras que a veces se entretenía hablando con los chavales de una especie de club juvenil o asociación que teníamos.

De entre las muchas perlas suyas que aún recuerdo, me viene ahora una a la memoria: los derechos no importan gran cosa; lo que importan son los privilegios. Un derecho que tiene todo el mundo viene bien, pero lo que de veras vale la pena es tener tú un derecho que los demás no tienen. O sea, un privilegio o un fuero.

Entonces me pareció escandaloso, pero a medida que pasa el tiempo me doy cuenta de que todo está girando hacia ahí.

Por si alguien sospecha que voy a hablar de vascos y navarros os aclaro desde ya que no es así. El tipo hablaba de los fueros en general, y de los leoneses en particular. Y cuando alguien le dijo que la gracia era pedir los mismos derechos para todos nos lo negó tajantemente: entonces, el que ahora tiene el fuero pedirá otra cosa, porque el que disfruta un fuero odia ante todo la igualdad. Lo que quiere es una ventaja. No se trata de que tu pueblo no pague impuestos o pague menos. De lo que se trata es de que pague menos que el pueblo de al lado, porque eso es lo que hace que los recursos se trasladen a tu municipio. Lo otro no te arregla nada, si no es frente a territorios más lejanos.

Y lo mismo que pasa con los territorios, pasa con las personas.

Por eso hay quien se niega a una ley de violencia intrafamiliar: porque no se trata de frenar la violencia, sino que se intentar dar a unas personas más derechos que a otras.El fuero no es la generalización de derechos, sino la discriminación positiva. Conseguir que, por algo, por ser rey, mujer, inmigrante o maltratado mental, te concedan una ventaja en algún proceso, ya sea la obtención de una vivienda, una guardería o una plaza de funcionario. Y que te la concedan costa de otro, claro.

Y eso es lo que veo a mi alrededor: el ventajismo se impone. El pretexto es lo de menos. Compensación, deuda histórica, opresión, caspa... Da igual. Lo importante es poder sacar ventaja perjudicando a otro. Ahora funciona el victimismo, pues victimismo. Luego ya veremos la narrativa que hay que montar, al servicio, eso sí, de la misma idea.

Pero el precedente es nefasto. Y apoyar esas cosas es de idiotas o de canallas.