En medios de comunicación se ha dado a conocer el encuentro (celebrado el martes 27 de octubre) entre Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España y secretario general del PSOE, y el ultraderechista Leopoldo López, que ha huido ilegalmente de Venezuela. Leopoldo López tiene en su haber varios delitos graves cometidos en su país. En España nos presentan a López como un pobrecito perseguido por el gobierno venezolano. Aunque su pequeño partido, Voluntad Popular, esté integrado en la Internacional Socialista (esto no dice nada bueno de dicha organización supuestamente socialista) el partido venezolano es de extrema derecha. Algo así como Vox pero mucho más violento, de hecho han provocado con sus guarimbas (disturbios) un importante número de fallecidos y heridos.
Una parte de la derecha venezolana es muy violenta, racista y más próxima a la extrema derecha que a cualquier opción democrática.
No hace falta viajar a Venezuela para saber cuáles son los métodos y formas agresivas de la derecha reaccionaria de ese país caribeño. En mayo de 2017 se pudo comprobar su nivel de agresividad verbal y física en Madrid, en la calle Hermosilla, donde se encontraba en esa época un centro cultural dependiente de la embajada venezolana. Unas trescientas personas bloquearon la puerta de entrada del mencionado centro cultural, cortaron el tráfico, amenazaron a las personas que estaban en el interior, mientras la Policía Nacional observaba sin intervenir. Lo más sangrante del caso, es que en aquel lugar se estaba celebrando un encuentro con representantes del Comité de Víctimas de la Guarimba. Es decir, que quienes habían sufrido la violencia de la extrema derecha en Venezuela, estaban siendo amenazados por esa misma extrema derecha a miles de kilómetros de su país.
Seguramente saldrán los palmeros de siempre a rebajar las responsabilidades y delitos cometidos por Leopoldo López o incluso a justificarlos o negarlos abiertamente. Pero lo que también es incuestionable es que ha salido ilegalmente de su país. El presidente del gobierno español se ha reunido con un delincuente prófugo como si fuera un interlocutor válido o líder político de su país. Solamente recuerdo un trato parecido cuando el gobierno de Reino Unido dejó salir a Pinochet de vuelta a Chile, a pesar de haber entrado con pasaporte falso y tener en su haber crímenes muy graves, conocidos por todo el mundo. En los medios reaccionarios hacen hincapié en que el encuentro se ha celebrado en la sede del PSOE y no en Moncloa, pero eso no cambia demasiado el asunto. Pedro Sánchez es actualmente el presidente del gobierno de España, y no es un cargo del que se pueda desconectar momentáneamente como quien aprieta un interruptor.
No conocemos las presiones que supuestamente habrá experimentado Pedro Sánchez para recibir a Leopoldo López, pero no cabe duda de que el mensaje de connivencia con la extrema derecha venezolana ha sido más que lamentable, y la imagen de monarquía bananera que se proyecta por parte de España tambíen es indiscutible. Ni rastro de un mínimo de soberanía nacional, de respeto por los Derechos Humanos y por la Justicia. Hace pocos días vimos cómo Vox hizo el ridículo con su patética moción de censura. Hoy en cambio deben estar muy contentos, tanto Vox como el resto de partidos y políticos reaccionarios de nuestro país, viendo como el PSOE traiciona una vez más sus siglas. Después de lo sucedido este martes con esa vergonzosa entrevista, no sería de extrañar que con los años, Pedro Sánchez acabe haciendo declaraciones como las que hace Felipe González actualmente. Y eso sin mencionar el papel de convidado de piedra de Podemos e Izquierda Unida en este asunto.
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