Sin ponernos muy finos con los decimales, tenenos que hace medio año, cuando los rusos ya empezaban a acumular tropas en la frontera ucraniana, el barril de petróleo andaba por los 75$. Era un precio bastante alto y preocupaba bastante a los mercados, ya que la cosa podía empeorar si la situación geopolítica se complicaba.
Contra todo pronóstico, los servicio secretos norteamericanos acertaron esta vez y Putin dio la orden de atacar Ucrania en Febrero. Desde entonces, mareamos la perdiz como verdaderos maestros para no incluir el petróleo ruso en las sanciones. Ni el gas.
Y ahora, que se oncluye el petróleo ruso, se anuncia a bombo y platillo por ahí que estas sanciones pueden suponer un daño gravísimo a la economía rusa, hasta el punto de poder cambiar el curso y el destino del conflicto.
Pero a ver.
Sin guerra, Rusia vendía en diciembre cada barril a 75 Dólares.
La guerra ha supuesto un encarecimiento brutal del petróleo, hasta 115$. Hablamos de 40$ de diferencia.
Si Rusia no puede vender a Europa y coloca su crudo con un 10% de descuento en otros mercados, tenemos que 115-10% =103,5 . O sea, un daño de la hostia, cuando antes de la guerra lo vendía a 75.
Pues ese es el descuento que dicen que ofrece y se lo quitan de las manos, oiga.
Pero si hacemos caso a otras fuentes y hacemos llegar el descuento al 15%, entonces tenemos 115-15% = 98,75 . También terrible, ¿verdad?
Y seguimos para bingo cuando queráis. Para empezar a perder dinero con el petróleo, con una guerra que comenzaron ellos mismos, los rusos tendrían que verse forzados a ofrecer descuentos superiores al 35%. Y no, de verdad que lo van a vender con un descuento mucho menor, porque no hablamos de un bien cualquiera, sino de algo que todo el mundo tiene que comprar, quiera o no, al menos de momento.
Asé que si alguien espera cambiar el curso de la guerra con un golpe tan insoportable, mejor que vaya pensando otra cosa.
O, con suerte, que dejen de tomarnos ya el pelo. Porque lo cierto es que nuestras economías, que pagan el petróleo a 115$, tendrán que competir ahí fuera con otras que pagan un 10% o un 15% menos.
Para gran regocijo de los que odian Europa, por cierto.
Y mientras tanto, los rusos cantando aquello de "Sancióname otra vez, sancióname otra vez", con música de Lalo Rodríguez.