Aún no me he ido a dormir. Estoy en casa de otro meneante, o meneador, y esta noche hemos juntado cinco usuarios de este sitio en un salón. Si nos conectamos todos a la vez desde la misma IP, al sistema le saltan los plomos. Pero tranquilos, que no va a pasar. Yo me voy mañana, o ya hoy, domingo. Pero no quiero salir de España sin dejar esta frase escuchada este mismo fin de semana. La dejo en el título.
Para que luego digan que las mujeres no acosamos.
Para que luego digan que la agresión sólo está en entre los varones.
Porque la frase es real. Y la amiga es real. Y las amigas que estaban con ella son también muy reales. No voy a señalar a ningún colectivo, porque es un colectivo que se señala solo: el de las babosas acosadoras con tetas.
Es un colectivo muy pero que muy minoritario, subconjunto de otro, pero ha secuestrado la bandera del feminismo y con eso nos tenemos que joder las que pasamos de los cincuenta y nos hemos enfrentado con la discriminación de verdad en ambientes tan machirulos como el del periodismo y las artes gráficas.
Ahora es estrategia, amigas. El heteropatriarcado ayuda a comer triangulitos, así que señalémoslo, que alguna tonta caerá. Para liberarse. Por sororismo. Por la campaña del Domund.
Y mira que a veces me han gustado las tías, ¿eh? Y mira que ahora, con mis años, lo mismo me podría dar merluza que entrecot... Pero es que estáis de atar, chavalas.
Esto no va a acabar bien. Con lo que nos lo hemos currado algunas y la que estáis liando. A vosotras no os gustan las chicas valientes, como decís. Qué va. Os gustan las miedosas. A por esas vais.
Vaya asco...