¿Conviene conquistar ciudades?

Hoy se ha subido un estupendo artículo sobre los detalles de la lucha urbana, y se agradece que alguien se tome la molestia de abordar ese asunto desde el punto de vista técnico.

Sin embargo, creo que hay una cuestión previa que podría ser interesante comentar: la conveniencia o no de tomar esas ciudades.

Muchos de los que hablan del fiasco ruso, que no puedo juzgar si es tal o no, apoyan sus palabras en el fracaso a la hora de tomar grandes ciudades y al inmenso esfuerzo que les está costando la conquista de Mariupol.

Sin embargo, si le echas un vistazo a la Historia, resulta que consquistar ciudades sólo es interesante en algunos casos, sobre todo si piensas saquearlas para pagar a tus mercenarios, cosa que a día de hoy no parece el caso, porque los recursos que puede interesar robar están fuera de ellas.

¿Qué se obtiene conquistando una ciudad? Esa creo que es la pregunta crucial que no sí si todo el mundo se ha hecho.

¿Vale la pena lo que se obtiene para el coste que supone?

Yo creo que no, y trataré de explicarlo.

1 Las ciudades no son productoras netas de recursos, sino todo lo contrario: son consumidoras netas. Da igual que hablemos de energía o de alimentos: consumen. Y si tienes que tomarlas al asalto, generando destrucción, aún vas a obtener menos, porque lo que sacas es nada y lo que tienes que gastar para mantenerlas es aún más. ¿O vas a ir casa por casa robándole las joyas a las abuelas, como en los viejos tiempos? No creo.

2 Las ciudades pueden ser importantes nudos de comunicación y se desarrollan alrededor de lugares estratégicos, es cierto, pero si las rodeas e impides que el enemigo acceda o salga de ellas, controlas igualmente el territorio aunque no las tomes.

3 Y sobre todo, las ciudades están llenas de gente a la que hay que alimentar y dar servicios. ¿De verdad es buena idea cargarse a uno mismo con semejante tarea cuando el abastecimiento de las propias tropas es ya un quebradero de cabeza impresionante? Para nada: a la población enemiga, que se preocupe de alimentarla y darle agua y energía su gobierno, no el nuestro.

En las ciudades no hay nada que a un ejército ocupante, en la primera fase de la guerra, le pueda interesar. Por eso, cuando los nazis sitiaron Leningrado no pusieron todo su esfuerzo en conquistarla, sino en seguir avanzando. Por eso cuando lo intentaron en Stalingrado cometieron un error de proporciones colosales.

Dejar de lado las ciudades no es un síntoma de fracaso: significa sobrecargar al enemigo con las necesidades de la población, evitar pérdidas de vidas propias y ajenas y utilizar los recursos donde más útiles puedan ser.

No me considero ningún Clausewitz, pero creo que hay razones suficientes para olvidarse temporalmente de las ciudades y hacer que las tropas defensoras lidien con los saqueadores, con el hambre y las frustración de los suyos, en vez de tenerlos que reprimir tú. Hay razones de sobra para dejar que el tiempo las madure hasta que caigan solas.