-Hola, ¿es aquí donde hacen el retiro estival del Club de la Gente que Queriendo Parecer Única Acaba Haciendo Cosas que las Hace Parecer Enormemente Tópica?
-Sí ¿qué lleva ahí?
-Un flotador de unicornio arcoíris para bañarme en la piscina, tres tatuajes, todos relacionados con mi profunda vida espiritual (aka 2 viajes empastillada a Formentera y una ruptura por infidelidad que jamás sabré olvidar), un ukelele, mi mantita de yoga, un libro de poesías ridículas obra de un chico instagramer semisubnormal y cachas, que usa el feminismo para follar incautas, un disco de Vetusta Morla, otro de J. Balvin y otro de Leyva, una ruptura sentimental tóxica para poder escribir frases profundas de autoayuda en mis redes sociales que muestren que la he superado pero que, en realidad estoy muy lejos de haberla superado, un tik-tok haciendo ridículas coreografías que serían de vergüenza ajena incluso si tuviese 16 años, que no los tengo, ya estoy casi en la treintena, muchas, muchísimas stories en potencia con mi mascota, viajes en los que me preocupo más de tomar fotos que de disfrutar y otros temas que no le importan a nadie en absoluto, aunque yo crea que sí y sobre todo, una autoestima en fase terminal que precisa ser subida de forma constante por los likes de personas que no conozco y jamás conoceré.
-Disculpe, señorita, pero la entrada para la zona VIP es la de al lado.