Que sí, oye, que se rompe España, que los catalanes se van a llevar 15.000 millones y otros tantos los venusianos, y además del bolsillo de todos. Y en la recámara de un gobierno rojo, separatista, indigno y vendido, se acumulan leyes que nos mandarán a todos a la más pelágica y abisal ruina, con rastas y tirabuzones malva.
Vale, cojonudo. Bueno. Y ante este panorama de inestabilidad política y económica, ¿cómo es que sube la Bolsa en general, y muy en especial los bancos?
O sea que el país va a la ruina y a la guerra civil, y los bancos, las eléctricas y otros salteadores de caminos tipo Repsol lo celebran por todo lo alto, mejorando sus cotizaciones.
Permitidme que desconfíe.
Ni la situación es tan grave ni el Gobierno que se espera que salga de la próxima investidura va a ser tan progresista ni tan dañino para los intereses del Gran Capital.
Con el PSOE, Sumar y Podemos en el Gobierno, la banca ha conseguido su récord de beneficios, a fuerza de no atendernos, no pagarnos los ahorros, robarnos y reírse de nosotros. Y luego Garzón, ministro de consumo de IU, cierra las webs de la prostitución por decreto (y sin pasar por el juzgado), pero ni una palabra sobre lo que nos chulean con comisiones bancarias y obvios acuerdos contra la competencia. Porque el Ministerio de Consumo no tiene nada que ver con vigilar la competencia, claro. Sólo vigila webs de putas, que luce más.
Desconfío terriblemente, porque un Gobierno en el que están el PNV y Junts no va a tocar el bolsillo de nadie que pueda descolgar un teléfono y llamar un poco arriba. Y la bolsa lo sabe, y reverdece.
Deconfío como un cabrón, sí, porque cuando el dinero tiene miedo, la bolsa se pinta de rojo. Pero si el dinero está tranquilo y ronroneando, los que las vamos a pasar moradas somos nosotros.
Así que, por mí, que se metan por el culo la comedia de nuestra incipiente guerra civil. En vez de mirar las noticias prefiero mirar el color de la bolsa. Y no me creo nada...