Según las últimas encuestas el efecto Feijoó parece diluirse, el PP retrocede desde máximos y se cuestiona , (sotto voce, eso sí) la idoneidad del gallego desde dentro del mismo partido. Se oye, se dice, se cuenta, que quizá no fué la elección mejor, que las prisas por sustituir a Casado no fueron buenas consejeras.
En realidad, más allá de las evidentes limitaciones de Feijoó ( dialéctico flojo, incapaz de mantener una conversación en inglés, maniatado a las guerras culturales de Vox) el gran fantasma que sobrevuela sus pesadillas procede de la casa de Correos de la Puerta del Sol de Madrid y se llama Isabel Díaz Ayuso.
El trumpismo exacerbado de la madrileña resta al gallego capacidad de maniobra: Libertad, en definitiva, para decidir qué hacer en politica nacional. No puede mostrar ni un atisbo de diálogo con el gobierno, no puede centrarse, lo estamos viendo en lo horrores que está costando la renovación del CGPJ, pero tampoco es capaz de adentrarse en el terreno que marca Ayuso sin parecer un mal actor de reparto.
El PP tiene un serio problema de liderazgo, y no es achacable a Feijoó, sino al efecto vampirico de IDA. Sea cual sea el lider, la sombra desde Madrid le impide ejercer una autoridads real y decidir el rumbo del partido. Pero a la vez, la solución de Ayuso como lider nacional si no vale Casado ni vale Feijoó, pongamos entonces a su verdugo) no es imaginable. La madrileña funciona en el ambiente toxico y enrarecido de Madrid y sus medios de comunicación entregados a su loa ( y a sus presupuestos...) , pero afuera, bajo la luz de otros ecosistemas politicos regionales, Ayuso se desharía en una nube de humo gris. Ayuso ha sido como el rey Midas, todo lo que ha tocado electoralmente en Madrid se ha convertido en oro, pero ha dejado al liderazgo del partido al borde la inanición. ¿nos la podemos imaginar en campaña en Baleares, en Cataluña, en Galicia, sin el escudo protector de los medios madrileños?
Como politico populista Feijoó, como Casado, nada tiene que hacer ante ella; como politico serio, cada paso que da está lastrado por el miedo a parecer demasiado blando. Si el PP pierde las proximas elecciones el problema va a ser no echar a Feijoó, al fin y al cabo vino a esta fiesta a empujones. Parece un hombre consciente, al menos, de sus limitaciones. Se marchará encantado.
El problema es encontrar a alguien que no sea vampirizado desde el caserón de la Puerta del Sol.
"Ni contigo ni sin ti tienen mis penas remedio", decía la copla.