#22 Justo, yo pongo la rosca de la tostadora al máximo y lo paso dos veces aunque igual gasto más luz en eso que con el horno. De todas formas no como pan a diario.
Yo trabajé de peón de obra de 1993 a 1999 cobrando 7500 pts de jornal más una hora extra diaria por la que se me pagaban dos a 1500 ptas cada una, al final nunca salía por menos de 200mil al mes. Me juego algo a que 25 años más tarde el salario nominal es menor, ya no digamos el real.
#3 Hostia, por casa de mis padres deben de seguir uno o dos barcos piratas de Playmobil de cuando mis hermanos y mis hijos eran pequeños, tengo que agenciarme un cofre de aquellos
En el caso de las muestras de pan casero, la congelación y descongelación del pan redujo el aumento de azúcar en sangre en un 31% en solo dos horas. Este efecto fue aún mayor cuando se congeló el pan, se descongeló y se tostó después, reduciendo la respuesta del azúcar en sangre hasta en un 39%.
Yo siempre congelo el pan que hago, en rebanadas de hogaza o en panecillos, y después lo tuesto pero no sabía que además con ello se mejoraba la respuesta insulínica.
Nahuel Huapí debe llevar tilde en la i, o al menos yo siempre lo he oído pronunciar como palabra aguda.
Pasa al contrario que con la c extra en Machu Picchu, que siempre la escriben y nunca la pronuncian.
EDIT: Aquí se pronuncia correctamente pero siguen sin poner la tilde. www.youtube.com/watch?v=D6kvN199648
Y tanto, tengo yo un botecito con más de veinte perlas de uno o dos milímetros sacadas de los mejillones pequeñitos al vapor que me ponen de tapa debajo de casa. En los grandotes en cambio, que suelen preparar en vinagreta, nunca me encontré una.
Jamás sospeché que pudiera deberse a la presencia de parásitos.
#6 Te ahorro leerte la noticia: Un día después del desembarco estadounidense, el 16 de agosto, las fuerzas aliadas canadienses desembarcaron en la parte noroeste de la isla y se trasladaron tierra adentro sin conocimiento de la situación de las tropas estadounidenses. Asustados y afectados por las horribles condiciones climáticas en la islas, al igual que sus camaradas estadounidenses, los canadienses también resultaron tener un gatillo fácil.