Pues eso, que los políticos pueden seguir mirando para otro lado y hablando sobre a qué huelen las nubes. Mientras tanto, las empresas tecnológicas se saltan a la torera todos nuestros derechos, ya que la información es control. Sabiéndolo todo sobre alguien es facilísmo manipularle. Los ciudadanos estamos en manos no del estado, sino de las corporaciones digitales. Saludemos al nuevo Rey.