"Y entonces; a mitad de la tarde, cuando la naturaleza ofrecía un paisaje insólito por estas geografías; nadie pudo resistirlo, y toda la ciudad se llenó de gente eufórica. Niños, padres y abuelos vencieron al frío y se animaron a jugar con la nieve y a fotografiarse en ese escenario atípico. De pronto, todos tuvieron la habilidad de olvidar problemas y pudieron dibujar sin culpas miles de sonrisas en rostros propios y ajenos.
Fascinada con la nieve, la ciudad, al menos por un día, fue inmensamente feliz."