@gnomolesten
Se conoce de uno que sí que llegó a edad adulta, un tal Emil Antonowsky, pero como no podía ser menos por su genética, se convirtió en un proscrito y en un bala perdida, y finalmente tuvo la mala suerte de toparse con robocop: bastante peor que si lo hubieran tirado de un campanario.
Viñarock, 1999.
Fuimos una noche antes de que empezara, eramos tal vez 20 tiendas, 60 personas, a lo sumo. Bastante punki, algún yonki, y un tipo que llamaban El Farmacia, que decía estar de permiso y volver a entrar el lunes.
Era un poco como la escena final de los cómics de Astérix. Todo jolgorio.
Un tipo, de una tienda próxima, empezó a gritarnos "visinos!". El Tete. Militar, metro sesenta y apenas 50 kilos. De Cartagena. Servía en un submarino.
"Visinos, vai a probá la sangre de Cristo".
El hijo de puta hacia una sangría con vodka, ginebra, vino, canela, zumo y mil millones de hielos. Era una puta esponja. Esa primera noche se hizo colega de los 60 tirados que estábamos allí. El resto del festival se lo pasó colgado de un canuto, cerca de El Farmacia, y emborrachando a todo el que pasaba cerca.
"Yo vengo sin entrada, la fiesta está aquí. Esto es lo segundo más grande de España, después de Carthagineses y Romanos".
Y eso es lo más cerca que he estado de un murciano, creo.
Y ahora os pongo otro, que me están bombardeando
Se conoce de uno que sí que llegó a edad adulta, un tal Emil Antonowsky, pero como no podía ser menos por su genética, se convirtió en un proscrito y en un bala perdida, y finalmente tuvo la mala suerte de toparse con robocop: bastante peor que si lo hubieran tirado de un campanario.
@Amperobonus @mikeoptiko
@ChiquiVigo
Si básicamente es masa de rosco solo tiene la grácia
@ChiquiVigo
@ChiquiVigo
Pero es que es así por donde quieras que vayas, que siempre encuentras guerras de regiones de lo más absurdas.
Fuimos una noche antes de que empezara, eramos tal vez 20 tiendas, 60 personas, a lo sumo. Bastante punki, algún yonki, y un tipo que llamaban El Farmacia, que decía estar de permiso y volver a entrar el lunes.
Era un poco como la escena final de los cómics de Astérix. Todo jolgorio.
Un tipo, de una tienda próxima, empezó a gritarnos "visinos!". El Tete. Militar, metro sesenta y apenas 50 kilos. De Cartagena. Servía en un submarino.
"Visinos, vai a probá la sangre de Cristo".
El hijo de puta hacia una sangría con vodka, ginebra, vino, canela, zumo y mil millones de hielos. Era una puta esponja. Esa primera noche se hizo colega de los 60 tirados que estábamos allí. El resto del festival se lo pasó colgado de un canuto, cerca de El Farmacia, y emborrachando a todo el que pasaba cerca.
"Yo vengo sin entrada, la fiesta está aquí. Esto es lo segundo más grande de España, después de Carthagineses y Romanos".
Y eso es lo más cerca que he estado de un murciano, creo.
@Esku
@Ripio