En cualquier lugar público con una cierta concentración de gente y sin posible asistencia médica de ambulancias u hospitales debe haber al menos un desfibrilador y un médico, aunque la ley no lo contemple.
O sea, los de Tailandia, vale. Porque, si ves a los monjes del Tibet, a 4000 metros de altitud, tan solo con una túnica incluíco el invierno y haciendo artes marciales, les dan mil vueltas a los medallistas olímpicos en musculatura.