¿Hoy los tontos de plantilla no tienen nada que decir? ¿No hay ninguno de guardia? ¿Nadie lo va a llamar facha, poco viajado o cuñao? ¿Nadie va a decirle que esto ya lo había dicho antes alguien? ¿Nadie va a decirle que hace demagogia fácil? ¿Ningun tarado quiere decirle al tito que de historia como de lo demás, no tiene ni puta idea? ¿Nadie con el nivel intelectual que aquí gastamos quiere darle una leccion de historia y cultura a ese bocazas? ¿Que pasa? Os veo bajos de vitaminas, chicos. Con lo fácil que se lo ha puesto hoy el tito a los idiotas para decir algo. Que decepción, Asunción.
Me parto con la peña. La mayor parte no son conscientes de que cada idiotez que sueltan aquí le da más razón al tito Reverte y le hace aún más grande. Como él dice sobre España, una ardilla podría recorrer Meneame saltando de tonto en tonto.
Según sea la militancia de los responsables reales o supuestos. Y a veces, hasta de las víctimas.
Apenas hay periodismo político real en España, sino declaraciones de políticos y cuanto en torno a ellos se genera. Raro es el trabajo periodístico que no incluye declaraciones de políticos a favor o en contra, marginando el interés del hecho en sí para derivarlo a lo que el político opina sobre él, aunque esa opinión sea una obviedad o un lugar común, o quien habla maneje mecanismos expresivos o culturales de una simpleza aterradora. Lo que cuenta es que el político esté ahí. Que adobe y remate el asunto. Hasta el silencio de un presidente o un ministro se considera noticia de titulares de prensa. Por modesta o mediocre que sea a veces, la figura del político asfixia a todas las otras. Hasta en la prensa local del más humilde pueblo español, las páginas abundan en politiqueo municipal, convirtiendo cualquier menudo incidente concejil en asunto de supuesto interés público. Los mecanismos internos más aburridos de cualquier formación política importante se examinan hasta el agotamiento. En mi opinión, las horas que un tertuliano de radio o televisión dedica en España a analizar la mecánica interna de los partidos no tienen equivalente en el mundo democrático
Todo eso agota al lector, al oyente, al telespectador. Lo aburre y lo expulsa del debate, haciendo que vuelva la espalda a la política, haciéndolo atrincherarse allí donde las palabras reflexión y lucidez desaparecen por completo. Tampoco ayudan a ello las voces que en ocasiones el periodismo pone sobre la mesa, como algunos tertulianos y opinadores profesionales alineados con tal o cual postura, o que han ido readaptándola cínicamente en los últimos 40 años, de modo que antes de que abran la boca ya sabes, según el individuo y el momento, lo que van a decir. Del mismo modo que reconoces tal o cual emisora de radio, en el acto, por el tono de sus intervinientes, aunque ignores el nombre de… » ver todo el comentario
#35 Ahí te dejo un poquito de ideas políticas frívolas del Reverte a nivel cuñao. Se lo soltó en el careto, con dos cojones, a la plana mayor del grupo Prisa, Pais incluido, en la entrega de los premios Ortega y Gasset, a la que le invitaron para hacer el discurso final. Te van a gustar el lenguaje florido, los exabruptos y alguna simpleza más.
SOBRE MIEDO, PERIODISMO Y LIBERTAD
A.Perez-Reverte
Hace medio siglo recibí la más importante lección de periodismo de mi vida. Tenía 16 años, había decidido ser reportero, y cada tarde, al salir del colegio, empecé a frecuentar la redacción en Cartagena del diario La Verdad. Estaba al frente de esta Pepe Monerri, un clásico de las redacciones locales en los diarios de entonces, escéptico, vivo, humano. Empezó a encargarme cosas menudas, para foguearme, y un día que andaba escaso de personal me encargó que entrevistase al alcalde de la ciudad sobre un asunto de restos arqueológicos destruidos. Y cuando, abrumado por la responsabilidad, respondí que entrevistar a un político quizás era demasiado para mí, y que tenía miedo de hacerlo mal, el veterano me miró con mucha fijeza, se echó atrás en el respaldo de la silla, encendió uno de esos pitillos imprescindibles que antes fumaban los viejos periodistas, y dijo algo que no he olvidado nunca: “¿Miedo?... Mira, chaval. Cuando lleves un bloc y un bolígrafo en la mano, quien debe tenerte miedo es el alcalde a ti”.
Pienso en eso a menudo. Y últimamente, en España, más todavía. Ninguna de la media docena de certezas, de lecciones fundamentales que he ido adquiriendo con el tiempo, supera esas palabras que un viejo zorro de redacción dirigió a un inseguro aprendiz de periodista: Cuando lleves un bloc y un bolígrafo en la mano, quien debe tenerte miedo es el alcalde a ti. Todo el periodismo, su fuerza, su honradez, hasta su épica, se resume en esas magníficas palabras. En esa declaración segura de sí, casi arrogante, formulada por un humilde redactor de provincias.
Algunos de los que ya no caben estais convirtiendo en antirrevertismo en un género humorístico clásico de Meneame. Y ya veis que lo teneis acojonado, el tito no se atreve a abrir la boca de puro miedo que os tiene, fieras. Y a vuestra credibilidad argumental e intelectual. Y a vuestros espectaculares curriculos, que deben ser la ostia. No como el suyo, que apenas tiene cuatro viajes, dos lecturas, dos tebeos en su biblioteca y algun librillo publicado en Andorra. No sé como se atreve, a diferencia de vosotros, que teneis autoridad de sobra, peazo figuras. ¿Es que no os cansais nunca de hacer el ridículo?
El tio Reverte pasó 21 años currando en territorios comanches que el juez Garzón conoce sólo por los telediarios. Ese "sin tener idea de nada" del guillemciutadellatocamelaflorcorneta es cojonudo. Que Guillemet se tome algo.
No les llega la camisa al cuerpo, o sea. Tienen la boca tan seca que ni salivilla les queda para mojarse el dedo cuando pasan las páginas del Corán. Acojonados andan allí abajo, en el norte de Nigeria, sin pegar ojo, porque acaban de enterarse de la última: un juez de la Audiencia Nacional de España ha admitido a trámite una querella de la fiscalía contra Abubaker Shekau, jefe de Boko Haram: ese grupo terrorista que sale de vez en cuando en los telediarios porque secuestra niñas y mata y viola a troche y moche, y campa por sus respetos; y como las fuerzas armadas de allí no pueden con él, o con ellos, el Boko Haram ese, y el tal Abubaker, y su puta madre, se pasan por la bisectriz tanto la legalidad de Nigeria, por llamarlo de alguna manera, como la legalidad internacional, que también tiene maneras propias. Y como resulta que en España, como todo el mundo sabe, la Justicia está desahogada de curro, y los procesos judiciales van rápido, y los fiscales y los jueces no saben en qué entretenerse para matar el tiempo libre, y el tango que más se canta en los juzgados es el que dice que veinte años no es nada, pues se han dicho, oye, colega, ahora que tenemos unos días tranquilos en plan relax cup of café con leche vamos a montarle una querella a Boko Haram, o sea, un pifostio jurídico-taurino- musical que el nigeriano del turbante se va a ir de vareta por la pata abajo, como te lo cuento. Que se van a enterar esos indeseables terroristas de lo que vale un peine. Verán esos yihadistas afroamericanos de color subsahariano lo largo que tenemos, aquí, nuestro ya de por sí largo, robusto brazo de la ley.
La audaz idea, que me parece admirable en cuanto a su dimensión ética y sobre todo a sus efectos prácticos, proviene de un juez, vilmente inhabilitado de momento -maldita España ingrata, la nuestra-, cuyo nombre ustedes no adivinarían nunca: Baltasar Garzón. Que ya se le echaba de menos en los… » ver todo el comentario
Un análisis del hombre
Carlos H Vázquez – gonzoo.com – 08/06/2015
No es Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) un tipo al que amen por igual jóvenes y adultos. No. Lo miran por televisión y se quedan un rato esperando a que el escritor suelte por su boca el titular. Después, cambian de canal, esperando la repercusión de su pesada palabra.
En ‘Hombres buenos’ (Alfaguara, 2015), Pérez-Reverte, basándose en la historia real —una especial de odisea homérica— del bibliotecario don Hermógenes Molina y del almirante don Pedro Zárate cuando fueron enviados a París para conseguir los veintiocho volúmenes de la ‘Encyclopédie’ de D’Alembert y Diderot, prohibida en España, se enzarza en la batalla perdida de la peripecia por la libertad mediante las luces de los libros y las sombras de los ignaros. Una historia que no es nueva si se analiza la sociedad y cómo el hombre, como declaró Plauto y popularizó el filósofo Thomas Hobbes, es un lobo para el hombre.
La sangre siempre ha gustado (sobre todo, los mártires). Más de uno estará esperando la caída de Arturo Pérez-Reverte. Algún enemigo de esos que no leyeron su obra pero que tienen suficiente con odiarle porque todos lo hacen. «Quien no tiene enemigos, o nubes de amenaza en el horizonte, corre el riesgo de dormirse y que el temporal lo encuentre así. Quien no tiene enemigos no sabe lo que se pierde», teoriza con conocimiento este hombre que vivió las guerras en primera persona y el linchamiento en carnes propias.
¿Será que ya no quedan héroes sino villanos? «Al contrario». dice. «En un mundo de villanos es donde mejor se aprecia la virtud de los héroes. Un mundo sin villanos sería asquerosamente aburrido. Nos convertiría en corderitos benévolos. Los villanos, paradójicamente, hacen surgir héroes. Esa es la gran aportación del villano a la historia de la humanidad», añade. De nuevo, otra teoría que respalda la dicotomía de los contrarios y la utilidad vital de cada uno dentro de la propia idiosincrasia. Pero están los que… » ver todo el comentario
#2 En cuanto a ti se nota que no has leido un libro y ni siquiera un artículo de Reverte en tu vida. Para hermenéútica chiripitifláutica la tuya, tío. Vete a deponer de vientre, anda.
Al Reverte, supongo, se la pela el del artículo y los tarados sin comprensión lectora que jalean el absurdo artículo de un tío sin comprensión lectora que se las da de historiador solvente. Eso, suponiendo que Reverte supiera que uno y otros existan, que lo dudo. Yo por ejemplo no sé quién puñetas es el tal Aquilillué, ni falta que me hace.
#7 ¿Sabes lo peor de un idiota? Cuando algunas raras veces se da cuenta de que es idiota y pretende disimularlo con nuevas idioteces. Pero es que, claro, en otro caso no sería un idiota. Y por cierto, a mí también, como al tito, me la pone elocuente aquella Sofía Loren.
Me ha discutido algún que otro lector la veracidad de algo que afirmé aquí hace unas semanas, cuando comparaba a nuestros curas fanáticos de antaño, o de no hace tanto, con los imanes fanáticos de hoy. En concreto, mencionaba yo el todavía reciente deseo -hace sólo setenta años- de algunos obispos españoles de meter en la cárcel a quienes bailasen agarrados, porque eso era fuente de pecado y semilla de todo mal. Y en este punto debo admitir algo: cuando lo escribí me goteaba el colmillo, clup, clup, clup, porque conozco a mis clásicos y sabía que más de uno iba a entrar a por uvas. Así que, si les parece bien, hoy vamos con ello.
Tomemos, para el caso, un libro que tienen ustedes a su disposición en mi biblioteca: ¿Grave inmoralidad del baile agarrado?, se titula. Tiene 166 páginas y fue impreso en Bilbao en 1949, décimo Año Triunfal. Hace, por tanto, 65 tacos de almanaque. Con el nihil obstat de Fernando Lipuzcoa, censor, y el imprimatur de Pablo Gúrpide, vicario general de Pamplona. Y que lleva, a modo de epígrafe, una bonita cita del papa Pío Nono -«La ligereza de las señoras y señoritas ha traspasado los límites del pudor en lo que atañe a vestidos y bailes»- y otra del también papa Pío XII -«Trabajad contra la inmoralidad que agosta a la juventud»-. En cuanto al texto, un simple vistazo al índice resulta ya de lo más prometedor: Escándalo público del baile agarrado, Víctimas culpables, Insensibilidad femenina, Restauremos la conciencia del pueblo y algunos etcéteras más. Texto, por cierto, que abunda en conclusiones contundentes como ésta: «Baile agarrado, parejeo solitario, la corrupción en la aldea es más intensa que en la ciudad», o como ésta: «La mujer, hasta ayer cáliz del hogar, padece un relajamiento alarmante de criterio y de modales». Para concluir con estas dos perlas «Así saborean los pueblos corrompidos la lujuria provocando la ira de Dios» y «Los pueblos corrompidos son… » ver todo el comentario
Supongo que a muchos se les habrá olvidado ya, si es que se enteraron. Por eso voy a hacer de aguafiestas, y recordarlo. Entre otras cosas, y más a menudo que muchas, el ser humano es cruel y es cobarde. Pero, por razones de conveniencia, tiene memoria flaca y sólo se acuerda de su propia crueldad y su cobardía cuando le interesa. Quizá debido a eso, la palabra remordimiento es de las menos complacientes que el hombre conoce, cuando la conoce. De las menos compatibles con su egoísmo y su bajeza moral. Por eso es la que menos consulta en el diccionario. La que menos utiliza. La que menos pronuncia.
Hace dos años, Carla Díaz Magnien, una adolescente desesperada, acosada de manera infame por dos compañeras de clase, se suicidó tirándose por un acantilado en Gijón. Y hace ahora unas semanas, un juez condenó a las dos acosadoras a la estúpida pena -no por estupidez del juez, que ahí no me meto, sino de las leyes vigentes en este disparatado país- de cuatro meses de trabajos socioeducativos. Ésas son todas las plumas que ambas pájaras dejan en este episodio. Detrás, una chica muerta, una familia destrozada, una madre enloquecida por el dolor y la injusticia, y unos vecinos, colegio y sociedad que, como de costumbre, tras las condolencias de oficio, dejan atrás el asunto y siguen tranquilos su vida.
Pero hagan el favor. Vuelvan ustedes atrás y piensen. Imaginen. Una chiquilla de catorce años, antipática para algunas compañeras, a la que insultaban a diario utilizando su estrabismo -«Carla, topacio, un ojo para acá y otro para el espacio»-, a la que alguna vez obligaron a refugiarse en los baños para escapar de agresiones, a la que llamaban bollera, a la que amenazaban con esa falta de piedad que ciertos hijos e hijas de la grandísima puta, a la espera de madurar en esplendorosos adultos, desarrollan ya desde bien jovencitos. Desde niños. Que se lo pregunten, si no, a los miles de homosexuales que… » ver todo el comentario
He leído estos días Ieri, oggi e domani, la autobiografía de Sophia Loren: un libro bien escrito -ignoro quién habrá sido el negro, o anónimo autor material del asunto- que pasa revista a la vida y las películas de esta bellísima octogenaria napolitana que, durante medio siglo, encarnó en las pantallas el prototipo de la mujer italiana, con ese matiz espléndido que la generación de mi abuelo, y la de mi padre en su juventud, aún definían como una mujer de bandera. Y debo decir que la lectura de ese libro sereno y agradable me ha proporcionado momentos de intenso placer. De sonrisa cómplice y agradecida.
Tengo una antigua y entrañable deuda con Sophia Loren -la Venus latina, en buena definición de mi amigo Ignacio Camacho-, y a menudo esa deuda sale a relucir en casa Lucio, cuando Javier Marías y yo, durante alguna cena, mientras él despacha con parsimonia su habitual filete empanado, pasamos revista a las mujeres que marcaron nuestra infancia y nuestros primeros recuerdos cinematográficos. Y por encima de casi todas -Kim Novak, Grace Kelly, Lauren Bacall, Maureen OHara, Silvana Mangano, principalmente Ava Gardner- figura siempre Sophia Scicolone, de nombre artístico Lazzaro, primero, y Loren, al fin. Supongo que eso no resulta fácil de comprender para cinéfilos de reciente generación, más a tono con señoras plastificadas y pasteurizadas tipo Angelina Jolie o Nicole Kidman; pero quien de niño o jovencito haya visto a Sophia Loren salir del mar con la blusa mojada en La sirena y el delfín o bajar de un autobús por la ventanilla en Matrimonio a la italiana, sabrá perfectamente a qué me refiero. El matiz de pisar fuerte y de poderío. La muy abrumadora diferencia.
Me ha gustado mucho que, en su autobiografía, Sophia Loren haya dedicado un largo párrafo a la película que, de la mano de Vittorio de Sica, supuso su lanzamiento como estrella del cine italiano. Se trata de El Oro de Nápoles, que siempre… » ver todo el comentario
En este mismo número de XLSemanal, unas páginas más adelante, les cuentan a ustedes cómo una pobre infeliz, chica guapa, simple novia y amiga de narcos llamada Sandra Ávila, víctima de una descarada operación publicitaria de las autoridades mejicanas, se comió el marrón de ser nada menos que la Reina del Pacífico, o al menos así la bautizaron ante la prensa sus aprehensores: una supuesta narcotraficante sinaloense que habría enviado toneladas de cocaína a Estados Unidos y dirigido redes de lavado de dinero y otras operaciones clandestinas. Hasta habría, tal era la coletilla clave, inspirado mi novela La Reina del Sur. Ninguno de los desmentidos que hicimos la propia interesada y yo mismo -que pasé un tiempo en Sinaloa, traté a unos cuantos narcos y jamás había tenido antes noticia de su existencia- tuvo efecto. Sandra Ávila estuvo varios años en prisión y no fue liberada hasta que una juez con sentido común dijo se acabó y la puso en la calle hace unas semanas. Aun así, el apodo de Reina del Pacífico se le quedará para lo que le resta de vida. «La novela de Pérez-Reverte y las canciones y narcocorridos que se hicieron sobre su personaje -le confesó en prisión Sandra Ávila al periodista Julio Scherer- me perjudicaron mucho. Se corrió el bulo de que se había inspirado en mí, me dieron una importancia que no tenía, y sufrí las consecuencias».
El caso de Sandra Ávila, dramático en lo que a ella se refiere, no es único. Desde que existe la literatura, muchos personajes de ficción han pasado la frontera de lo imaginado por el autor para instalarse en una realidad imaginada por los lectores. Esto ha ocurrido en innumerables ocasiones, tanto con personajes reales en los que, con más o menos verdad, se inspiraron entes de ficción, como con personajes ficticios asentados en la imaginación del público hasta considerarse encarnaduras reales. Un buen ejemplo de los auténticos es Charles de Batz… » ver todo el comentario
#66 Está en la Rae, es numero 1 de ventas hoy en la lista de La Vanguardia con "hombres buenos" y se forra vendiendo libros en 40 países, sobre todo para dar por saco a los catetos como tu. Así que ajo y agua,chico. Dicho de otra manera, a joderse.
Y después de 18 años con el artículo de Reverte circulando por Internet van y se enteran ahora, justo cuando sale la nueva novela de Reverte y esta señora prepara una suya. Y sale precisamente en el periódico donde la señora tiene una columna. No te fastidia.
No teneis ni puta idea de lo que es un plagio. Hablais de un escritor que lleva treinta años publicando 17 o 20 novelas y millares de artículos y lo poneis a parir por cuatro líneas, como lo poníais antes de que esta mierda fuera explotada por otros mierdas. Los mexicanos que están dándole pábulo a lo del plagio se envuelven en su bandera con razón o sin ella mientras que aqui es como siempre al reves, todos listos para linchar sabiendo de que va o sin saberlo, basta el titular de lo que pocos leen más abajo. Leed sus dos comunicados y fijaos bien en lo que dice, tíos. Lo bonito es que os encantaría que fuera verdad, capulletes. Y se nota. Ese es el punto del asunto.