Bancos y administraciones públicas han aprovechado la pandemia para dar pasos atrás en la buena atención al público. Echan además los tiempos de distancia social para poner más barreras aún.
El otro día coincidí con una chica que hace dos años había recibido premio extraordinario de su promoción en bachillerato y becada para una estancia de estudios fuera de España. Salió en la conversación que teníamos en el grupo en el que estabamos la novela "La Colmena" de Camilo José Cela. Esta chica nos preguntó quien era este autor, que no lo había oido en la vida. Pues eso.
Un criminal de guerra responsable del bombardeo a miles de civiles con una cobardía y crueldad difícil de imaginar. Esa carretera de Málaga a Almería, atrapadas las familias huyendo. Jamás hay que olvidarlo. La sinrazón de darle un lugar de honor como sepultura es difícil de entender y debería ser explicada por la iglesia.
Hay dos cosas que con la pandemia vinieron y ya se van a quedar: las terrazas y las barreras que todas las administraciones públicas ponen para hacer cualquier gestión (citas previas de semanas, telefonos de información que no coge nadie, impedimentos por todas partes...)
Moderna esclavitud. Mi hija trabajo un par de años en una de las big four. Llamadas a las 10 y 11 de la noche para que preparase algo para el día siguiente, adelantar sus vacaciones para volver para algo urgente, no dejarla desconectar los fines de semana y obligación de tener el móvil encendido siempre y con un sueldo ridículo. Nunca la vi tan infeliz. Afortunadamente salió de esa.
Gracias por recordarme que soy viejo. Mi primer Lp de Genesis lo compré en el 75. A trick of the tail. Había oido una canción en la radio y me gustó. Luego compré poco a poco toda la discografía y me desilusioné un poco cuando pasaron a una música mas comercial. Peter Gabriel era como de otro mundo eran otros universos los de sus temas y tener en cuenta que toda esa explosión para un chico de 16 años, recién muerto Franco en esa España, era algo muy intenso.
En Madrid hace 45 años había un bar en Moncloa que se llamaba Shawarma donde lo descubrí. Imagino que tuvo que ser uno de los primeros sitios de Kebab de España, pues no sé conocían entonces.