¡Un lobo! ¡¡Un lobo que conduce a la ovejas!! Este hombre es un genio. ¿Qué digo un genio? ¡Un santo vivo! Casi tan gracioso y oportuno como el imbécil de Mimesacojea o Forges. ¡Viva Menéame, donde el mínimo común denominador convierte los chistes de Jaimito en Virgilio!
A mí me cuesta mucho alabar a nadie más allá de a Jovellanos o a Azaña. Pero en este sitio no parece haber problemas para entonar panegíricos desproporcionados y precipitadísimos a figuras espantosas.
Ah, la historia: émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir... ¿Por qué todo el mundo se empeña en que bebas en la taza de su váter?