Desarrollada por investigadores del MIT, esta máscara se puede esterilizar de múltiples maneras sin sacrificar su efectividad. Los ejemplos incluirían usar un esterilizador a vapor, calentarlos en el horno o incluso sumergirlos en cloro y alcohol. La máscara ha sido probada con un grupo de 24 trabajadores de la salud, que van desde enfermeras y médicos hasta técnicos, que completaron tareas que incluían respirar, hablar, mover la cabeza / cuerpo