El tráfico aéreo genera emisiones de CO2, y se está buscando activamente reducirlas, incluso en un momento en el que algunas aerolíneas cuentan con algunos aviones de su flota estacionados debido a la reducción de los viajes en avión. Ahora, los investigadores de la Universidad de Oxford han conseguido transformar el CO2 en combustible para avión, y esto puede llegar a desembocar en una gran reducción de las emisiones que produce el tráfico aéreo.