Un enfoque interesante hacia la fiabilidad y ética empresarial de muchas nuevas empresas dedicadas al neuromarketing

Probablemente hayáis escuchado sobre el neuromarketing. Un cruce de caminos entre la neurociencia y el marketing para aplicar la primera como un instrumento en la segunda. Conocer mejor la mente y sus reacciones ante la publicidad para diseñar anuncios diferentes que sepan llegar a los consumidores, saturados ya de por sí con estímulos de todo tipo.

Dicen que el principal problema de todos los inventos y nuevas tecnologías que vemos aparecer cada día no será cómo funcionen, sino cómo consigan relacionarse con nosotros los humanos de una forma razonable. Para ayudar a que esto sea más fácil en el Instituto de Sistemas Integrados Fraunhofer (Alemania) están trabajando en un software capaz de 'leer' un rostro humano para valorar mejor con quién está hablando y qué está sintiendo.

Puedes estar molesto y enojado con Facebook después de que manipuló las emociones de sus usuarios como parte de un estudio. Pero no debería sorprenderte. Después de todo, los experimentos en usuarios son algo común en la web. Somos 'ratas de laboratorio' en los laberintos de internet.

Facebook publica en una revista científica resultados de un experimento a gran escala donde se manipulan las 'timelines' de diferentes usuarios. El experimento plantea dudas éticas y resultados exagerados. "Cuando me enteré de que Facebook había experimentado con las emociones de cientos de miles de usuarios no sentí repugnancia, sino envidia. Un investigador mentiría si os dijese que Facebook no le parece una plataforma con potencial para experimentos de psicología social..."

Para evitar que los ojos delaten los sentimientos, un investigador japonés ha creado unas gafas con ojos falsos para ocultar las emociones que transmiten las miradas. En los anales de las invenciones estrafalarias y poco cómodas a las que son tan aficionados los japoneses, el investigador Hirotaka Osawa inscribirá sin duda su nombre con las 'AgencyGlass'.

A través de unos sensores colocados en los mandos, donde el contacto con el usuario es continuo, son capaces de detectar las constantes vitales del jugador y traducirlas en estados de ánimo.

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