El sistema consiste en instalar celdas reversibles que permitirán reducir el nivel de contaminación y un ahorro de energía. El proyecto piloto de Metro de Madrid ha conseguido aprovechar la energía procedente del frenado de trenes para el funcionamiento de otras instalaciones. El ahorro medio estimado es de 650 MWh anuales por estación, lo que equivaldría al consumo energético anual de 200 hogares medios. Por lo que se prevé, Metro y la Comunidad de Madrid prevén recuperar la inversión en menos de 6 años.
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