Grammarly es una de esas extensiones que parecen un inventazo: que una herramienta corrija nuestros textos para que la ortografía y gramática sean adecuadas es interesante, pero esta extensión puede tener también su lado oscuro. Así lo ha indicado un programador australiano que revelaba cómo el funcionamiento de Grammarly se basa en recolectar todo lo que escribimos para que esa información se envíe a sus servidores y con esos datos se puedan dar sugerencias.
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