Según un estudio de la universidad de Irvine (California) es posible obtener el código fuente de objetos impresos en 3D a partir de una grabación de la impresión. El sonido permite saber exáctamente el movimiento de la boquilla en cada capa. Aunque el código fuente se proteger con cifrado y medios tradicionales, la mayoría de empresas permiten a los empleados tener su móvil en el trabajo, lo que permitiría a cualquiera que esté presente durante el momento de la impresión hacer una grabación con la que robar el diseño.
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