Se estima que la mitad de las cámaras de vigilancia del mundo están instaladas en China. Además, Pekín controla la actividad online de sus ciudadanos, vigila sus mensajes, sus compras y sus movimientos. Todo bajo la premisa de aumentar la seguridad y el bienestar de su población. Ahora, van a implementar una nueva tecnología de vigilancia —a mitad de camino entre las distopías de Minority Report y 1984— que estudiará los datos generados por los usuarios chinos para predecir cuándo se van a cometer futuros crímenes.
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