Cuando fundé mi propia startup en 2010 (en París), había startups zombies por todas partes. La mía finalmente se convirtió en una. El proceso fue simple, pasó por tres fases.

Marzo de 2013. La tienda 'online' Karmaloop, una de las mayores de comercio electrónico a nivel mundial, está arruinada y en situación de bancarrota técnica. Incluso mucho peor: la compañía tiene unas deudas cercanas a los 100 millones de dólares y no hay forma de remontar la situación. Ante este auténtico drama, los dueños buscan un posible comprador. Su CEO, Greg Selkoe, ha convertido una empresa exitosa en una auténtica ruina andante, pero quizá alguien con dinero y paciencia quiera comprar la empresa.

Como parte del Media Startup Alcobendas al que asistió Vozpópuli, emprendedores y periodistas se sentaron en una misma mesa redonda para encontrar un punto en común. Estas son algunas de las recomendaciones que surgieron del encuentro.

Decir que hay startups que nacen con la intención de ser compradas es bastante presuntuoso. Tocar la tecla que hace de una empresa objeto de deseo tiene más de fortuito que de intencionalidad. Las probabilidades de protagonizar una desinversión son muy inferiores a las de un cierre. “Eso de emprender para dar un pelotazo es un camino muy arriesgado. Si es eso lo que persigues, estás en la industria equivocada porque es algo que sucede muy pocas veces”, declaraba recientemente el CEO de Cabify, Juan de Antonio, en un foro de emprendimiento.