El pasado 2016 será recordado en España por el parón político e institucional que tuvo al país más de medio año sin Gobierno. Eso, lógicamente, dejó en punto muerto muchas cosas, entre ellas las adjudicaciones y contrataciones públicas. No obstante, quienes supieron moverse mantuvieron sus réditos. Es el caso de Telefónica e Indra.