Los recursos hídricos no convencionales, como la desalinización, pueden desempeñar un papel clave en la reducción de la brecha entre la oferta y la demanda de agua. Pero desalinizar agua supone una descarga masiva en el mar de concentrado hipersalino (salmuera), que requiere eliminación, lo cual es muy costoso y se asocia con impactos ambientales negativos, que las empresas niegan rotundamente. Además del perjuicio a la flora marina, está el elevado consumo energético que requieren las plantas desaladoras.