Hace unas semanas se aprobaron los últimos presupuestos generales de una legislatura, excepcional, tanto por las mayorías que la han sostenido como por haber estado condicionada por hechos tan determinantes como una pandemia, que ha cuestionado las políticas de privatización de las estructuras sanitarias y los recortes de carácter social, además de una guerra que continua siendo una amenaza en términos vitales, sociales y económicos para las clases populares tanto de Euskal Herria como del conjunto de los pueblos y naciones del Estado.