El líder valenciano de Vox, Carlos Flores, condenado por violencia machista contra su exmujer, arrastra en su currículum su militancia en Fuerza Nueva incluye en su programa una auténtica llamada a la purga en materia educativa: “Desalojaremos a los activistas y asesores lingüísticos de las aulas y reforzaremos la inspección educativa”.

Alvise Pérez, condenado por la difusión de bulos y seguidor de Vox, reune a sus seguidores junto al grupo ultra religioso Hazte Oír frente a la clínica Dator, agravando el dolor de las victimas de aborto.

En la gigantesca sede del partido naranja, en la calle Alcalá, no se oye ni un ruido. Solo se ven caras largas, llantos y una única ovación, la que se dio cuando la formación consiguió retener un concejal en Ciudad Real

Insumisión ante la Comisión Europea y el TJUE, negacionismo climático, objetores del papa Francisco y obsesionados con el feminismo, la diversidad sexual y la inmigración: la agenda de las derechas de todo el mundo es cada vez más impugnatoria. La derecha es cada vez más antisistema. Y negacionista, insumisa a la ciencia terrenal y la divina –abundan los desprecios al Papa–. Y es así, entre otras cosas, por su coqueteo con las narrativas de la llamada derecha alternativa, que no es más que un eufemismo en el pantone de la extrema derecha.