Vox se ha convertido en un pollo sin cabeza. Bien es cierto que nunca la tuvieron bien amueblada, pero ahora han dado un paso más en esa alocada senda basada en el ataque por el ataque. Lo que rechazan, que es mucho, se convierte en enemigo, y así se presentan en sociedad, dispuestos a cuestionar todo. Bueno, todo lo que no les sale bien. Cuestionan y se enrocan en su habitual victimismo, culpando a los demás de todos sus males.