La literatura científica ha demostrado que limitar las rentas genera efectos no deseados. Básicamente, reduce la oferta, incrementa los precios en las zonas cercanas a las intervenidas y el parque de viviendas envejece. Además, genera economía sumergida y deriva en comportamientos oportunistas y prácticas discriminatorias. Estas medidas han sido probadas sin éxito en Paris ("Se observó que la oferta se había reducido en un 15% y alrededor de uno de cada tres de las viviendas existentes superaban los precios fijados"), Alemania, Suecia...