La historia política del Reino Unido está trufada de señores —sí, las damas se ausentan muy a su pesar— pulcros, comedidos, vagamente distantes y que se disculpan cuando les pisan; que a la vez son estandartes de ese fariseísmo y grosería que tanto desprecian desde su escaño o despacho. Por una cuestión temporal tenemos presente a Boris Johnson, británico con pinta de veranear en Magaluf, que se benefició de lo que aquí acuñamos como «efecto Aznar»: todos juraban detestarle y avergonzarse por sus actitudes hasta el punto de no votarle jamás...
|
etiquetas: política , uk