El grupo de arqueología Roman Army terminó su campaña de verano en Sasamón (Burgos). Celebraron el logro de conseguir datar el asedio romano al poblado turmogo de Cerro de Castañedo pero no quisieron dejar pasar la visibilidad de su hallazgo para lamentar, amargamente, la injerencia de los detectoristas. Así es como se conoce popularmente a aquellas personas que, detector de metal en mano, expolian los yacimientos y sus alrededores en busca de tesoros. “Si alguien encuentra un proyectil y se lo lleva, esa persona borra un trozo de historia”.