La gran extinción del Pérmico, hace 252 millones de años, dejó un mundo devastado y con la vida extremadamente menguada. Sin embargo, ello pareció estimular una rápida recuperación en el periodo posterior, el Triásico, que asistió a una explosión de vida, con mejoras en la fauna, tanto entre los depredadores como entre las presas, y tanto en la tierra como en el mar. Los científicos desvelan el gran desarrollo de las especies que sucedió a la hecatombe anterior.