Su dueña, Lisa Brown, de Herefordshire, Reino Unido, nos comenta:
“Yo estaba en el campo, una mañana temprano, y Jimmy (el caballo) se recostó para tomar una siesta, algo que hace a menudo. Tomé mi taza de café y fui a sentarse con él. Comencé a acariciarlo y comenzó a inclinarse sobre mí…”