En el mundo, millones de personas entrenan modelos de IA, enseñando a máquinas la diferencia entre peatones y palmeras, o qué combinación de palabras describe violencia o abuso sexual. Suelen estár en el Sur global, con salarios bajos y hablan inglés, lo que funciona para empresas estadounidenses, Pero en el Sur no hay mucha gente que hable finés. Por eso Metroc recurrió al trabajo penitenciario: consigue trabajadores baratos que hablan finés, y se les ofrece un empleo que quizá les prepara para el mundo digital tras su puesta en libertad.
