Sobra decir que no ha sido un año fácil para la derecha. Cuando todo parecía posible, cuando el sueño ultra parecía irrumpir en la Moncloa, un Gobierno de coalición comandado por el Perro Sanxe ha dado al traste con los anhelos de buena parte de la carcundia. Desde entonces el pataleo se ha adueñado del Congreso y también de las calles. Ahora un villancico navideño le ha puesto música y letra a un periplo triste que ha ido de la derrota política a la performance callejera.