En los colegios, la clase de religión se afianza mientras se prescinde de la educación para la ciudadanía u otro tipo de contenidos humanistas que enseñaran a los estudiantes a participar y a decidir su futuro; se llevan a cabo concursos sobre el rey (al más puro estilo norcoreano) y por supuesto ni se considera la posibilidad de introducir contenidos novedosos, el ajedrez por ejemplo, cuando hace dos años el Parlamento Europeo aprobó un programa para este fin. Ahora parece un asunto menor; el respeto del otro, la concentración, la creatividad-