Entre 1936 y 1950 empresas como General Motors, Standar Oil y Firestone, todas interesadas en que el automóvil se convirtiera en un producto de uso masivo, crearon la empresa National City Lines (NCL), la cual compró las redes de tranvías de 45 ciudades, entre las que están Detroit, Nueva York, Oakland, Filadelfia, Seattle y Los Ángeles.