Después de García Márquez y Vargas Llosa, sólo Bolaño. Esta es la conclusión que se desprende de la lectura de los textos compilados en Bolaño salvaje, una aproximación de parte de muy variopintos autores a la figura del malogrado autor chileno-apátrida desde varios frentes: su percepción del mundo, su política, su estética y lo que los editores han denominado “sus otras genealogías” e Ignacio Echeverría, su albacea literario, el “Bolaño extraterritorial”.