Cuando en agosto de 1927 murió inesperadamente William C. Prout, el presidente del Comité Olímpico Estadounidense, se abrió un largo y accidentado proceso para elegir a su sucesor que llegó a poner en peligro la participación de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Amberes. Al final, tras muchas discusiones, fue elegido el general Douglas MacArthur.MacArthur, como buen militar de carrera que era, llevó a la selección estadounidense con mano de hierro.