Dame más», canta. «Dame más», susurra a sus bailarines. «Dame más», dice a cámara con la mirada perdida. Mientras, se mueve como si fuera un zombi, desincronizada con la música de su play back, siguiendo a duras penas el ritmo de sus bailarines. Su vestuario, un sujetador y unas bragas con purpurina plateada que evidencian sus redondeces en lo que era un cuerpo escultural, tampoco ayuda a mejorar su patética imagen. Ni una mala imitadora de Britney Spears resultaría tan grotesca. Aunque cante lo contrario, está claro que ya no puede con más.