Ayer vi comprando el pan a un hombre demacrado, taciturno. Era un hombre entrado en años pero con un porte juvenil, como teniendo todavía bastante energía pero que las circunstancias de la vida le impedían utilizar. Cuando me fijé más detenidamente, me di cuenta de que se trataba de un antiguo alcalde de mi pueblo, un hombre que lo había tenido todo en la vida, que había llegado a ser un político de renombre, que se había echado un pueblo entero a sus espaldas para llevarlo a la gloria, aunque cuatro años no le dieron para tanto. Y ahora aqu...
