La moda en España es saltarse la ley, las normas de convivencia, cortar calles ilegalmente, insultar a la Policía cuando llega a defender el orden, agredir a los agentes y luego acusarles de brutalidad cuando cargan contra los vándalos y practican detenciones. El principio de autoridad tiene tan poco prestigio en España que cualquier imposición del orden se considera fascista. [...] Si continuamos por este camino al final no habrá quien se juegue la vida por defendernos[...] Así cayó Roma.