“Yo, que sin moverme casi nunca de mi ciudad me había alimentado de tantas historias de viajes a lugares lejanos, incluyendo la Luna, el centro de la Tierra, el fondo del mar, las islas del Caribe, el Polo Norte, la Rusia inmensa que recorría en el transiberiano un reportero de Julio Verne que se llamaba Bombarnac”. Lo escribía Muñoz Molina en Sefarad. Y recogía en una frase, el sentir de cientos de científicos actuales que vieron salir sus vocaciones de las páginas de Verne. Ahora que el mundo anda preocupado por la falta de vocaciones(...)