"Por los favores que me hiciste en la cama, te hago reina", le habría venido a decir Fernando II a la que fuera su amante, Urraca López de Haro. Luego, ya reina, a la muerte del monarca se fue al monasterio de Cañas, en La Rioja, se hizo abadesa y murió con más de 90 años. "Se la celebra como santa, así que podemos decir algo así como 'de la cama del rey a santa'", bromea Juan Luis Puente, el autor de Reyes y reinas del Reino de León.